¿Cómo llegamos a creer que no hay alternativas a las encrucijadas que hoy plantean la crisis climática, la creciente concentración de los excedentes económicos o la pauperización de vastos sectores de la población? Muchas creencias y representaciones más o menos espontáneas acerca de la coyuntura histórica son inculcadas en escuelas y universidades, pero la intervención de estas instancias no es suficiente para explicar la firmeza del ánimo resignado que comparten muchos individuos procedentes de ámbitos sociales tan diversos. Completan la tarea de consolidar y homogeneizar esas representaciones unas nueve horas cotidianas de conexión a través de celulares y otras pantallas que, en promedio, toda la población ejercita bajo la cubierta del entretenimiento y la complacencia.
Con sus formatos recreativos y banales, además de atrofiar el pensamiento crítico, esas prácticas tienden a confirmar opiniones ya establecidas y a desestimar perspectivas innovadoras, con lo que se convierten en las fuentes de gratificación superficial que demanda el conformismo.
Estos ensayos pretenden hacer fluidas las ideas que se han fosilizado en la experiencia de un mundo social cada vez más opaco, para el que, sin embargo, circulan representaciones que simplifican abusivamente los conflictos actuales, sus causas recientes y remotas y sus probables consecuencias. El juego con las metáforas sostiene una argumentación que propone perspectivas infrecuentes en el debate público.
Lo quiero!!!